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Las tendencias autodestructivas en el hombre

  • Foto del escritor: Dr. Vinicio Toledo
    Dr. Vinicio Toledo
  • 23 sept 2022
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 12 jul 2023


Las tendencias autodestructivas en el hombre
Imagen obtenida de: https://www.edweek.org/leadership/teens-are-cyberbullying-themselves-why/2018/05

Karl Menninger fue un destacado psicoanalista y autor de varios libros que, en 1938, publicó “ El hombre contra sí mismo” basándose en “ el instinto de muerte “ postulado por Freud. Señala que suponemos que el ser humano desea lo que dice querer: la libertad, la felicidad y la vida. Pero no parece ser así, pues al observar el comportamiento humano no es difícil encontrar “ riñas ociosas, rencores, derroches inútiles y un mezquino espíritu de destrucción”. Y añade en otro párrafo: “ Resulta cada vez más evidente que buena parte de la destrucción que azota a la tierra es la autodestrucción; la extraordinaria propensión del ser humano a mancomunar con las fuerzas externas en el ataque contra su propia existencia es uno de los fenómenos biológicos más notables “.


Cuando Freud se refería a estos instintos de vida y de muerte, hacía énfasis en que ambos se encontraban en constante conflicto y en recíproca acción en todo ser humano, y por consecuencia, se expresan en el particular comportamiento de cada individuo. Este equilibrio puede resultar muy inestable y sujeto a las circunstancias del medio ambiente que rodean a la persona.


En este libro, K. Menninger traza un continuo entre las formas menos obvias de autodestrucción, hasta su expresión extrema: el suicidio. Señalando que, muchas veces, postergar la propia muerte requiere de un gran precio para el instinto de la vida. El objetivo de estas notas no es entrar en el profundo análisis que hace el autor del tema mencionado en sus diferentes manifestaciones. Menciono, sin embargo, algunas ideas que plantea y que resultan relevantes o inquietantes para quien se interesa por el tema. Señala, por ejemplo, que el análisis popular del suicidio es que éste es una escapatoria de una situación intolerable: mala salud, reveses económicos, un amor no compartido, etc. y que sin embargo hay abundante documentación científica que demuestra que muchas personas, por terrible que sea la situación que atraviesan, no lo cometen. La conducta no está determinada únicamente por las circunstancias exteriores; los impulsos subjetivos juegan un papel definitivo en su ajuste con la realidad externa. Añade Menninger que “ puede considerarse axiomático que la mente humana no concibe la inexistencia tras la muerte, y por consiguiente, por agnóstica o escéptica que crea ser la persona que proyecte suicidarse, su acción delata su creencia en alguna clase de vida futura más soportable que su vida actual…y aunque sea rechazada intelectualmente por muchos científicos y otros pensadores, la expectativa emocional de una vida futura o, más bien, una continuidad de la existencia, es inherente al inconsciente de todos”. Piénsese en cuantas religiones y cuantos millones de sus fieles creen en ello. En suma, el proceso mental que lleva a un suicidio es mucho más complejo que las circunstancias inmediatas que parecen explicarlo.


Dentro de ese continuo autodestructivo, existen formas menos extremas de daño autoinfligido. Así, en la antigüedad, diferentes tipos de automutilaciones por motivos religiosos o por ritos de entrada a la pubertad, existieron entre romanos, fenicios, rusos, chinos, indígenas americanos, etc. En el presente, el tabaquismo, abuso de sustancias, el manejo irresponsable de vehículos, la práctica de deportes que invariablemente producen fracturas o daño cerebral, son algunos de los ejemplos que constituyen esa vasta gama de daños autoinfligidos. En palabras de K. Menninger “...ser negligente con nuestra propia vida es en sí mismo un síntoma, y, desde mi punto de vista, un síntoma directamente relacionado con el impulso autodestructivo. ¿Qué otra cosa puede significar el calificativo “infracción del sentido común” sino que tal comportamiento es contrario al instinto natural de preservar la propia vida?.

La actualidad de las ideas desarrolladas en este libro escrito hace 84 años, se muestra en este par de ejemplos publicados hace unos días. En Mental Health America se señala que demasiadas vidas jóvenes se están perdiendo a causa del suicidio y que su análisis de datos en el 2021 demuestra que el porcentaje de gente que reporta frecuentes pensamientos de suicidio o de hacerse daño, son los más altos recopilados hasta ahora. Y añade que el índice de suicidios de jóvenes entre 10 y 14 años casi se triplicó entre el 2007 y el 2017.


La American Psychiatric Association declara septiembre como el mes de la prevención del suicidio, enfatizando que éste constituye la segunda causa de muerte ( después de los accidentes) entre la población de 10 a 34 años y que el suicidio es un serio problema de salud pública.


Por último, ejemplificando ese mancomunar humano con la destrucción de la naturaleza que el autor refiere como autodestrucción de la tierra, la comunidad científica viene haciendo desde bastantes años atrás, constantes llamados para que se hagan cambios radicales y urgentes en lo que afecta al medioambiente y, sin embargo, véase el deterioro implacable de nuestros recursos naturales, el empeño en continuar haciéndolo y cuán difícil es lograr acuerdos reales para evitar las catástrofes que cada año empeoran y tienen un enorme costo en vidas humanas y bienes materiales.


No es el pesimismo lo que puede cambiar estos acuciantes problemas. Es la toma de auténtica conciencia - a nivel personal y colectivo - de lo que tenemos frente a nosotros y de lo que nos hacemos pero que negamos de forma tan vehemente, para traducirlo en una conducta más sana y constructiva.

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©2023 por Vinicio Toledo, PhD.

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