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Freud no está muerto - Parte II

  • Foto del escritor: Dr. Vinicio Toledo
    Dr. Vinicio Toledo
  • 23 ago 2023
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 26 sept 2023


Freud fumando un puros, creando un corazón con el humo
Imagen obtenida de PNG Egg: https://www.pngegg.com

Mencionamos en la primera parte de este artículo que, en éste, se expondrá una perspectiva sobre Freud y la terapia psicoanalítica, desde la óptica de un analista no-freudiano. El Dr. Willard Gaylin fué un psicoanalista formado en el Centro Psicoanalítico de Columbia, cuya orientación teórica es la de su fundador y disidente de la escuela freudiana: Sandor Rado. Prolífico escritor y fundador del Hasting Center dedicado a la investigación de problemas bioéticos, el Dr. Gaylin es autor del libro en que basaremos nuestros comentarios.

Para ponernos en contexto, menciona el autor de “Cómo funciona realmente la psicoterapia” ( la traducción libre es mía ) que, en el pasado, los problemas psiquiátricos fueron parte de la jurisdicción de la medicina, incluyendo sus métodos y reglas. En las enfermedades orgánicas, aplicaban lo que parecía funcionar, aunque rara vez supieran el cómo. La etiología que creían que estaba detrás de las enfermedades, era casi invariablemente, errónea. Así, los sangrados, las purgas, las sanguijuelas y las diferentes pócimas usadas, precipitaron la muerte de muchos enfermos, que podrían haber sobrevivido de no someterse a estas terapias, o las mortales infecciones adquiridas en los hospitales. Relata la anécdota del profesor de fisiología que les mencionaba a sus orgullosos y ambiciosos estudiantes de medicina, que, a través de los años, las intervenciones médicas habían tomado más vidas que las que habían salvado, hasta llegar al estallido de la segunda guerra mundial.

Con las enfermedades mentales ocurría lo mismo: algunos de esos hospitales eran desastrosos y terribles. Las medidas que resultaban efectivas como baños, descanso, masajes, aislamiento y paños calientes, lo eran porque permitían que trabajaran los poderes restaurativos del espíritu humano.

En la época en que Freud vivió, todo esto dió un vuelco. Louis Pasteur y Robert Koch descubrieron que las infecciones eran causadas por organismos microscópicos y con ello, más los conocimientos de anatomía y fisiología, el cuadro resultó más claro. Pero con la mente, el tema es distinto pues, hasta la fecha, tenemos un conocimiento muy limitado de la memoria, la inteligencia, no digamos de la fisiología o bioquímica de las emociones, las ideas o las creencias

Continúa señalando el Dr. Gaylind que si la reputación de Freud dependiera solamente de sus éxitos terapéuticos, no sería sino una pequeña nota entre las ideas de la medicina,

pero que, pese a sus errores o fracasos en la comprensión de las enfermedades mentales, “ fué un psicólogo profundo que introdujo disciplina e imaginación al entendimiento de cómo sienten las personas, la manera en que interactúan, la forma en que perciben y el modo en que se comportan. Fué un maestro creador, sin paralelo, y permanece, pese a las calumnias contemporáneas, como el padre de todo el conocimiento moderno de las percepciones y la conducta humana”.

La disminución de sus logros, nos dice el autor, fué la casi deificación de su figura y las exageradas promesas que se atribuyeron a la terapia psicoanalítica. Sin embargo, “modernamente no hay ninguna idea políticamente correcta” que no pueda ser retada por el pensamiento Freudiano. Él reta a los ideólogos contemporáneos con sus infladas versiones de propiedad y verdad”.

Hasta la fecha, los principios de la conducta diaria que descubrió en sus observaciones, permanecen prácticamente imbatibles porque fué un estudioso extraordinario de la conducta normal.

El autor resume los principios fundamentales de la Psicología Freudiana añadiendo una breve explicación a cada uno de ellos:


MOTIVACIÓN. La conducta tiene siempre un propósito y una meta. Ésto permite explicarla en términos de anticipación, motivación y deseo.

PRINCIPIO PSICODINÁMICO. La conducta debe verse como dinámica. No se puede entender una acción sin considerar los múltiples aspectos de la persona y el evento. Hay fuerzas y contrafuerzas que determinan una determinada conducta.


LA CONDUCTA COMO UN DESARROLLO. No se puede entender el presente sin la secuencia de eventos pasados que lo precedió. Elementos determinantes del pasado nos traen a una conducta presente, con la intención de lograr una meta futura.


EL INCONSCIENTE. Las fuerzas que motivan nuestra conducta, están determinadas por nuestro pasado y constituyen miedos y deseos que, en su mayoría, escapan a nuestra conciencia. Aunque no las podamos reconocer, estas fuerzas son las impulsoras primarias de nuestra conducta.


LA IRRACIONALIDAD HUMANA. Una de las cosas que más ofende a los pensadores modernos “especialmente en esta época en que nos solazamos con nuestros logros intelectuales y científicos” -señala nuestro autor- es la insistencia de Freud en los determinantes irracionales de la conducta humana, puesto que ésta obedece, fundamentalmente, a motivaciones inconscientes: pasiones e instintos derivados de la naturaleza biológica, propia de nuestra especie.


IDEALISMO. Vivimos en el mundo de nuestras propias percepciones más que en un mundo de actualidad objetiva. Si, por ejemplo, vivimos nuestra infancia con un profundo sentimiento de privación, iremos por la vida con ese sentimiento aunque nuestras circunstancias sean diferentes.


DEFENSAS. Son los mecanismos o maniobras que sirven para proteger a la persona de lo que se percibe como peligros afectivos o instintivos que surgen en el inconsciente. Por tanto, apuntalan la propia dignidad y estima.


Estos son, en opinión del Dr. Gaylin, los principios fundamentales de la teoría Freudiana, que siguen teniendo vigencia en el presente. y agrega: “ Personalmente los veo como los enunciados más profundos acerca de las motivaciones humanas que han surgido en los tiempos modernos. Nadie desde Freud, ha contribuido con nada que proporcione una mayor comprensión a las formas o a los porqués de la conducta usual de los seres humanos”.

Y lo que resulta primordial hasta la fecha, es el reconocimiento del poder del inconsciente y la influencia determinante de las pasadas experiencias en la conducta presente. La gran innovación de su tratamiento fué dejar hablar a sus pacientes ( “un evento muy raro en la oficina de un doctor aún en nuestros días” comenta el autor) y por eso llamó a esa moderna psicoterapia, “ la cura del habla”.


 
 
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©2023 por Vinicio Toledo, PhD.

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