Freud no está muerto - Parte I

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Así tituló la revista Newsweek hace unos años su portada, al cumplirse el ciento cincuenta aniversario del nacimiento del Dr. Sigmund Freud. Jerry Adler, el autor del artículo, escribió que, en la historia de nuestra civilización, usualmente estamos rodeados de sujetos que - irracionalmente- abrazan su propia destrucción poniendo su destino en manos de líderes que hacen de la irreflexión una virtud y favorecen una cultura secuestrada por charlatanes. Mofándose de ciertos shows televisivos en que las personas exponen su intimidad frente a un presentador y un público hipnotizado ante el espectáculo, en las sombras, una figura familiar, sardónica y grave parece decir “ ustedes quisieran que fuera fácil. Quieren meter la cabeza en una máquina, tragarse una píldora, confesarse en televisión y estar curados antes del último comercial. Pero ni siquiera saben cuál es su enfermedad”.

El autor se pregunta ¿ por qué el doctor más desprestigiado de la historia moderna, nos sigue cautivando ?. Y concluye que “ el arquitecto de la cultura terapéutica es una fuerza inescapable”. Al inventar el psicoanálisis como una forma específica de tratamiento, introdujo el concepto revolucionario de que ciertos trastornos emocionales podían ser curados hablando, recordando y reflexionando en compañía de un profesional empático. Añade el articulista que esta idea se contrapone totalmente a nuestro temperamento tecnológico pero que aún así “ las montañas de Prozac prescritas cada año no la han logrado enterrar”. Lo atestiguan las diferentes terapias que han proliferado hasta el presente, usando el mismo recurso: el habla.

Y J. Adler plantea otra pregunta: si Freud no está muerto, ¿ qué lo mantiene vivo?. Porque resulta que basta teclear su nombre en un buscador para encontrarnos con un torrente de denuncias que empezaron desde que inició la publicación de su su trabajo y no digamos cuando presentó sus ideas ante los colegas médicos de su tiempo. Y sigue reflexionando el articulista que, aunque Freud pudo estar equivocado en muchos de sus planteamientos, ésto no parece explicar esa inquina que siempre lo ha acompañado. Y entonces arguye que, el mero hecho de permanecer vivo después de tantos años ya es, en sí, admirable. Pero para una mejor explicación, busca en un psicoanalista una respuesta más de fondo: “ El inconsciente es terriblemente amenazante. Esto sugiere que somos manejados por fuerzas que no podemos ver o controlar, y esto es una herida severa a nuestro narcisismo”. Estas aseveraciones del Dr. Glen Gabbard, dichas en forma simple, significan que el control que creemos tener sobre nuestra conducta y sus motivaciones, y el conocimiento que creemos tener de nosotros mismos es bastante más endeble y limitado de lo que nos permitimos aceptar. Y aunque los modernos medicamentos usados para ciertos problemas psicológicos pueden resultar muy útiles al actuar directamente en las conexiones neuronales en el cerebro, en muchas ocasiones no sustituyen la psicoterapia pues las respuestas de los pacientes son muy diversas, por lo que se ha encontrado que la combinación de medicamentos y psicoterapia funciona mejor. Añade Gabbard, que mucha gente no responde a las terapias breves o a la medicación; buscan ser escuchados y entendidos para encontrar una verdad sobre sí mismos que va más allá del alivio de sus síntomas. Por ello, psiquiatras como J. Lear, sostienen que la reputación de Freud descansa sobre el concepto fundamental de que la vida humana es esencialmente conflictiva y que dichos conflictos escapan a nuestro conocimiento pues surgen de instintos y deseos que son activamente reprimidos. También puntualiza que Freud fué un pionero al enfocar la conducta humana desde una perspectiva totalmente novedosa al ayudarnos a encontrar significados y motivaciones que escapan a nuestra razón, confiriéndole un sentido distinto al trabajo y al amor. Y es que, en el consultorio, lo que con frecuencia se encuentra, es gente buscando darle un significado profundo a su vida.

A tono con los tiempos, el Dr. Erick Kandel, profesor en la Universidad de Columbia y ganador de un Premio Nobel por su trabajo de investigación sobre el aprendizaje y la memoria, habla sobre su proyecto de unir esos campos divididos de la neurociencia y la psicología. En un apartado del artículo que venimos comentando, habla con su entrevistadora sobre Freud. Y es que, el Dr. Kandel explica que su primera pasión fué el psicoanálisis, y por ello, dice de Freud que “ es un gigante tremendamente reflexivo, perspicaz e imaginativo……que nos dió un matizado y enriquecedor cuadro de las complejidades de la vida mental. Él es uno de los grandes pensadores del siglo XX.”

Por último ,cita que Freud siempre decía que en el futuro, habría que unir el psicoanálisis y la biología de la mente pues en él perduró la orientación que tuvo al comienzo de su carrera: fué un científico investigador “puro y duro” que se inició estudiando las gónadas de las anguilas y después los fundamentos celulares del cerebro. En la medida en que la neurociencia va revelando las conexiones neuronales que nos permiten pensar, soñar y sentir, sus ideas van encontrando el camino en el laboratorio. Por eso, el Dr. Jack Gorman (Harvard) dice que cree que Freud aprobaría lo que hacen: “ Creo que él estaría justo aquí, con nosotros, en el laboratorio”. Y Kandel agrega que ” él era muy presciente (conocimiento de las cosas futuras) de cómo los procesos mentales podían funcionar . Desarrolló la noción de que las neuronas son los elementos del cerebro y que el contacto entre ellas podían ser modificados mediante el aprendizaje”. En la actualidad, a este concepto se le denomina plasticidad del cerebro. Por eso, no es exagerada la afirmación de que los neurocientíficos parten del punto donde él lo dejó. Con la tecnología actual, un escáner y las neuroimágenes que se pueden obtener con él, nos permite observar el funcionamiento interno cerebral : dónde se originan los sueños , cómo el estrés afecta los neurotransmisores, los circuitos de una mente en conflicto, los traumas tempranos y sus consecuencias en el largo plazo, etc. No deja de ser sorprendente que en el artículo que venimos citando, se menciona que en 1895 en su “Proyecto para una Psicología Científica” Freud intentó presentar un modelo cohesivo entre mente y cerebro describiendo las neuronas responsables de la conciencia, la memoria y la percepción. Desafortunadamente, las limitaciones de la ciencia de su tiempo le hicieron abandonar el proyecto.

(En una segunda entrega, presentaremos una perspectiva sobre Freud y la psicoterapia psicoanalítica actual, desde la óptica de un analista no freudiano).